martes, 10 de septiembre de 2013

Se ha esfumado.

No se pierde a una mujer de la noche a la mañana, no se extravía el talento de improviso, igual que si te roban la cartera: es un proceso paulatino y cobarde, hecho de pequeñas renuncias, de pactos vergonzosos y apenas creíbles, una enfermedad, un vicio. Para cuando quieres darte cuenta, el adversario se ha esfumado, ya no tienes crédito en el banco, tu chica se ha largado con todas las maletas y ni siquiera ha dejado un a nota en la mesa.

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